Sin que posiblemente nos hayamos dado cuenta, la música se encuentra intensamente ligada a nuestros estados de ánimo, los sentimientos y los recuerdos. De modo que funciona como un medio para expresarse, pero también para despertar nuestras emociones. Cada canción, cuenta con un ritmo, tono, o timbre que nos provoca reacciones mentales que son humanas, estas pueden ser sentimientos, emociones y/o estados de ánimo.

En la actualidad nos encontramos con la Psicología Musical, esta es una rama de la psicología con la que es posible estudiar la relación existente entre la cultura y la realidad social del individuo y la música. De acuerdo a esta ciencia, la música tiene la capacidad de estimular los centros cerebrales que se encargan de mover las emociones, y de esta manera este arte y ciencia logra ayudar con el desarrollo emocional y psíquico de las personas.

Si nos detenemos un minuto a mirar a nuestro alrededor, podremos notar que se emplea la música en cantidad de lugares que se encuentran en nuestro ambiente. Todas ellas con acordes que pueden llegar a animarnos, nos alegran, mientras que otros que nos relajan, inquietan, entristecen o incluso podrían llegar a asustarnos.

Todas estas reacciones pueden llegar a significar que la música nos manipula a su antojo. Pero ¿Cómo ha sido posible llegar a esta conclusión? Volvamos a mirar a nuestro alrededor, las personas usan la música en muchos lugares a nuestro alrededor, unos colocan música calmada para relajarse, otros van por música más movida para que quizás compremos más rápido.

Un gran ejemplo de ello es el cine, nunca será lo mismo ver una película que no tenga sonido, ¿has pensado en ello?. Sin dejar a un lado que la música se trata de un medio que nos permite poder expresarnos sin que haya algún límite. 

Cada emoción cuenta con un tipo de música, por lo que se cuenta con miles de ejemplos para lograr identificarlos:

Miedo: Indudablemente gran parte de la humanidad sabe como suenan las bandas sonoras de las películas de terror, estas tienen la intención firme de presentarnos un miedo totalmente psicológico, que para nada es real, tan solo recordemos la banda sonora de la película Tiburón.

Ira: Solemos imaginar a los sonidos de la ira como acordes irregulares, estridentes y casi como preferencia con instrumentos que son de cuerda frotada  como violines, violas, y violonchelos. 

Alegría: De acuerdo a nuestra percepción, referirnos a la música alegre es señalar toda aquella que contenga un ritmo vivaz, con el que nos den ganas de bailar, saltar o moverse, y que en general suele transmitir un mensaje positivo en su letra. Un ejemplo perfecto de ello es Wonderwall del grupo Oasis.

Tristeza: cuando escuchamos temas que nos hacen sentir tristes no significa que deseamos torturarnos para sentirnos bien, sino que existen momentos en nuestra la vida en los que se necesita escuchar música que pueda acompañar nuestro estado de ánimo, hasta que consigamos superar nuestro duelo. 

Ansiedad: es posible identificarla con sonidos que son estridentes y quizás desagradables. Uno de los ejemplos que se considera perfecto se trata de la banda sonora de la película “Psicosis”.

Amor: en el transcurso de la historia han existido millones de tipos de música con las que se ha intentado transmitir dicho sentimiento de enamoramiento. Desde los antiguos romances de la época medieval, hasta las baladas de pop más modernas. Entre las canciones que pueden ser consideradas un éxito romántico se encuentra “Every Breath You Take” a cargo del grupo The Police.