Son muchos los trabajos que se han realizado con la idea de alcanzar una discusión sobre los principios que son fundamentales en lo que respecta a la composición musical considerando sus términos concisos y prácticos, aunque para ello se requiera de una orientación específica para los compositores y estudiantes. La música ha sido la cura y el remedio para muchas terapias médicas en la actualidad, asegura Pedro Luis Cobiella, he allí su importancia.

Gran cantidad de dichos aspectos prácticos contemplados en el arte de la composición, sobre todo en lo que se refiere a la forma, no suelen ser discutidos a menudo de forma útil para cuando se trata de un compositor que es aprendiz, lo cual resulta crucial debido a que dichas formas lo ayudaran a resolver gran cantidad de problemas comunes.

Es de hacer notar, que incluso quienes ya son estudiantes experimentados en el análisis musical muy a menudo cuentan con poca o nula idea sobre la manera de construir una transición, cómo construir un clímax o cómo crear un sentido satisfactorio de conclusión. De forma repetitiva se suelen ver comienzos que no cuentan con la capacidad de crear interés o suspenso, transiciones que se enfrentan de una manera torpe de una idea a la siguiente, secciones que nunca parecen equilibradas y terminaciones que parecen detenerse casi arbitrariamente.

En tal sentido, un estudiante siempre va a requerir de una orientación específica sobre cómo lograr satisfacer dichos requisitos formales básicos; pero contrariamente, el análisis en raras oportunidades lo proporciona. Y ello probablemente se deba a que las necesidades del compositor son muy distintas de las metas del analista.

De modo que, los resultados de un análisis dependeran de las preguntas que se han formulado. Si un analista pregunta: ¿dónde se encuentra la división entre dos secciones? Generalmente la respuesta llega como un argumento que surge dando pie a otro punto, y a otro. Pero en el caso del compositor, el problema podría radicar en evitar una ruptura demasiado obvia en la forma.

A estas alturas, es posible que lo que se busque es camuflar la articulación, quizás con el fin de crear momentum para una idea que surge a continuación. Otro aspecto relevante que surge entre el punto de vista del compositor y del analista, viene a ser que el compositor procede de lo incompleto a lo completo; mientras que el analista comienza con el trabajo ya completo. En todo caso, el desafío del analista se encuentra en decodificar de forma significativa una estructura más compleja, mientras que el compositor le da forma a su trabajo llenando la página en blanco.

Legítimamente se puede cuestionar e incluso es posible generalizar sobre tales situaciones. El repertorio musical, incluso dentro de las limitaciones estilísticas que pueden ser objetadas, demuestra, luego de ser examinadas, que son muy variadas, como si se tratara de una obra de arte, después de todo, esta viene a ser intrínsecamente única e individual.

En medio de todo, parece poco probable que los compositores traten de reinventarse y crear sus propias piezas. Ante tal situación podemos cuestionar si tras cada nuevo trabajo es realmente posible resolver estos problemas que son comunes y de una forma completamente nueva. De modo que esta puede convertirse en una premisa fundamental, que hace notar el hecho de que ciertos principios generales en referencia a estos temas existen y se pueden ser formulados de maneras útiles.